Un asta penetra las arterias femoral y safenas del muslo izquierdo. El toro se ensaña hasta derribarle y conducirle a una pérdida del control de la situación. Su cuerpo se halla ensangrentado en mitad del campo, de la nada, en el pinar de Tordesillas… Alguien coge la lanza resquebrajada, aquella que aguardaba, durante un año, el gran día: el del Torneo del Toro de La Vega. Sigue leyendo