Alicia Casas Marcos

Rastrojos de machismo

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Todos debemos permanecer unidos para poner fin a la vulneración de los derechos de la mujer

No quedan tan lejos los años en los que la mujer era considerada en muchos hogares un cero a la izquierda. Aquellas etapas en las que el sufragio censitario masculino brillaba con máximo esplendor. Mientras tanto, ellas se centraban única y exclusivamente en el menaje del hogar. Sin acceso a la educación, su máxima en la vida era la de cuidar de sus primogénitos y atender lo mejor posible a sus esposos.

Inmersos en  la era 2.0  las tecnologías han revolucionado el planeta y, con ellas, hemos presenciado un cambio brutal en todos los ámbitos de la vida. Simplemente quedan resquicios de aquella sociedad española que podríamos catalogar de primitiva.

Mural que hace alusión a la violencia machista

Mural que hace alusión a la violencia machista

En pleno siglo XXI, afortunadamente, la mujer posee voz y voto aunque, por desgracia, no en todos los países. En África y Oriente Medio se sigue practicando la ablación del clítoris. Sus sociedades excusan este hecho catalogándolo de un rito con gran carga cultural… ¿Cultura o violencia hacia la mujer? Más bien lo segundo.

Ponen en peligro la vida de las jóvenes mientras curanderas o ancianas, de manera rudimentaria, mutilan sus zonas genitales. Tienen que pasar en sus vidas por un traumático episodio que, sin duda alguna, les dejarán mella; por no hablar de la pérdida de placer sexual

Lucharemos porque ésto termine algún día, esperemos que no muy remoto. Cuando llegue el ansiado día nacerá una niña a través de reproducción asistida. Sus madres quizás sean lesbianas, las cuales habrán podido lograr su sueño gracias al semen de un donante. La gestante tendrá un parto natural o por cesárea, aquel que ponga lo menos posible su vida en peligro. Tras parir decidirá si quiere dar de mamar a su hija a través de lactancia natural, o si lo sustituirá por otros sucedáneos. Su niña crecerá y llegará el día en el que decida mantener relaciones sexuales. La chica podrá elegir qué método anticonceptivo utilizar: anillo vaginal, píldora anticonceptiva… Ante todo intentará, por todos los medios, no llegar a ser portadora de una enfermedad de transmisión sexual.

Ella ya tendrá inmunidad frente al Virus del Papiloma Humano porque le vacunaron en su instituto cuando era adolescente, pero conocerá de la existencia de otro tipo de virus y, por esa razón, será precavida.

Podríamos seguir construyendo un hipotético futuro para  esa ‘niña’  pero, en definitiva, si tuviese este tipo de vida tendríamos la certeza de que no se le vulnerarían sus derechos como mujer. Solo conocería la macabra práctica de la ablación de clítoris en la peor de sus pesadillas.


 

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