Alicia Casas Marcos

Dulces sueños entre amargas recaidas

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Estela es una superviviente del cáncer de mama que padecen una de cada diez mujeres españolas

El cáncer le da vida… Enfermedad que contribuye a mostrar su imperante fortaleza.

Estela trabajó durante 18 años en la fábrica Flex de Madrid. Desde que era pequeña su madre le enseñaba a coser, por lo que desempeñaba su trabajo con mucha soltura. “Mis jefes siempre me felicitaban, ya que mi rendimiento era mayor del esperado”.

En la capital de España el amor llamó a su puerta. Fue su primer y único novio. Habla de su esposo con orgullo. No puede ocultar la sonrisa de su rostro, cual si de una adolescente se tratase.  Con 36 años nuestra protagonista decidió cumplir uno de los sueños de su vida: ser madre. Todo era idílico, “vivía un verdadero cuento de hadas”.  Pero, en el sexto mes de embarazo, sus planes comenzaron a truncarse.

Revisión rutinaria

Revisión ginecológica rutinaria

En una revisión rutinaria le diagnosticaron cáncer de mama.Debían darle quimioterapia y radioterapia lo antes posible, con el fin de que el tumor no se propagase más. Los doctores le informaron del protocolo a seguir. Lo prioritario era practicar una cesárea para operarle lo antes posible y comenzar con el tratamiento. Ella se negó. Sus pequeños ojos verdes se inundaron de lágrimas al recordar aquel trágico episodio de su vida. “Yo no deseaba poner en peligro la vida de mi hijo. Mi bebé iba a nacer prematuro y eso conllevaba muchos riesgos”.

 Pese a su disconformidad, no tuvo otra opción que acatar la decisión de los expertos. “Afortunadamente mi hijo nació sano. Mi operación es lo que menos me preocupaba”. Rápidamente entró en quirófano y le extirparon un seno. No detentaba la capacidad suficiente para cuidar de su primogénito durante sus primeros meses de vida.

cancer mama 4

Estela luchando contra el cáncer

La quimioterapia le produjo graves efectos secundarios: caída de pelo, vómitos, herpes, anemia… Cada día me arrepiento de haberme perdido esa etapa tan especial, afirma con nostalgia. Tras vencer al cáncer Estela cayó en una tremenda depresión. “Lo tenía todo: un marido al que amo, un hijo por el que daría mi vida, pero no tenía fuerzas”. Su salud mental le jugó una mala pasada. A pesar de que la tempestad había pasado ésta le dejó mella. “Gracias al apoyo de mi familia salí adelante. Opino que el arropo de tus seres queridos es la mejor medicina existente”. En dos años la pesadilla concluyó. Ella dedicó de pleno su día a día a disfrutar al máximo de su hijo. La felicidad tomó las riendas de su camino.

Su niño- llamado Alberto- le aportó savia y, sobre todo, una incalculable fuerza por no volver a caer en el pozo.

Estela siguió con sus pruebas ginecológicas rutinarias. Hace 3 años, en una de ellas, los médicos observaron que el cáncer se había vuelto a reproducir. “Mi hijo y mi marido no daban crédito a las palabras del doctor”. La situación volvía a repetirse. “Alberto se derrumbó, pero en ese momento fui yo la que saqué una garra y vitalidad que nunca antes hubiera imaginado poseer”, admite entre sollozos. En esta ocasión  Estela se apoyó en aquel bebé que hace 18 años criaba en sus entrañas. Parece paradójico pero la realidad es que no tenía miedo”. Le quitaron su otra mama y volvió a recibir cura.

Actualmente no tiene secuela alguna. Esta enfermedad le ha pasado factura. Sus pronunciadas arrugas son, en parte, muestra de ello. “Me encuentro plena y radiante. He cumplido mi sueño de ser madre, he vencido dos tumores malignos y ahora ayudo a personas que padecen lo que en su día tuve yo”.

Unidas contra el cáncer de mama

Unidas contra el cáncer de mama, campaña Ausonia

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