Jesús Janeiro Bazán, más conocido como Jesulín de Ubrique, no concibe oír hablar de los antitaurinos. «La fiesta nacional es la fiesta nacional y, a partir de ahí, no comparto, para nada en absoluto, la prohibición que se está llevando ya a cabo en determinadas comunidades», admite.
El torero opina que, al igual que él no forma escándalos, ni se manifiesta cuando existen espectáculos que no le gustan, no entiende como parte de la sociedad sí que lo hace con respecto a la tauromaquia se refiere.
«Éste es un espectáculo libre, aquí no se pone una pistola a nadie», afirma con rotundidad.«Quien quiera que venga a los toros y quien no quiera que se dedique a otros asuntos. A partir de ahí, tampoco hay que darle más vueltas de hoja al tema».
Jesulín posee la convicción de que, a través de la unión, va a ser complejo romper con esta tradición. «Para ello, debemos formar una piña todos: empresarios, toreros, ganaderos y, por supuesto, también los políticos tienen que dar la cara».
Aunque el de Ubrique tiene una actitud muy optimista. «España es muy regional y yo difícilmente veo, gracias a Dios, que la fiesta de los toros se extinga».
Jesús Janeiro Bazán no se imagina una Feria de Abril o de San Isidro sin toros. Tampoco se hace a la idea de una Feria de Pamplona sin los Sanfermines. Al igual que cree de gran relevancia los festejos realizados en sitios de menor calado, ya que tienen un especial atractivo y poseen un gran público.
Para Jesulín el toreo ha sido su vida.«Comencé a los 9 añitos y tengo 38». «Ha sido el que me ha dado las satisfacciones más grandes, aunque también disgustos y malos momentos».
Su sonrisa mengua cuando recuerda, las que han sido para él, sus peores cornadas: «La peor la de Zaragoza , ésa fue muy muy fuerte, después otra que tuve en Burgos».
Aunque añade que son cosas normales en el oficio, «son riesgos que tenemos que correr». «A ti, Alicia, te puede pasar una mala entrevista en un sitio desafortunado,¿no?», (Entre risas).«Pues ésto es igual que el periodismo, salvando las distancias».
Jesulín me explica, con evidente nostalgia, cómo el toreo le ha aportado una progresiva educación, a lo largo de toda su trayectoria profesional. «Tengo tres hijos y voy a procurar inculcarles la afición y, sobre todo, esa educación que a mí me ha dado el mundo en el que me he visto inmerso».
Los festejos taurinos no se traducen en llegar a la plaza de toros y ver el espectáculo. «Lo que veis es lo más fácil, entre comillas, porque ya se encuentra todo montado». Para el diestro cada faena implica respeto y educación, valores que intenta impregnar a sus descendientes.
-P.¿ Y si tu hijos decidiesen seguir tu camino…?
-R. Les ayudaría en todo lo habido y por haber. Yo creo que los que hemos vivido en ésto lo llevamos en la sangre….y lo más normal es que quisieran; pero si no quieren seguir la estela de su padre, pues por lo menos procuraré aficionarles y hacer que les guste.
septiembre 21, 2012 en 9:11 pm
en lo personal creo que es un espectaculo detestable pero estas en tu derecho de disfrutarlo, espero que tus hijos opten por terminar con esas practicas detestables
octubre 12, 2012 en 5:31 pm
Quizás le guste más la otra mirada divergente a Jesulín.
Le adjunto mi último post:
https://aliciacasasmarcos1.wordpress.com/2012/10/11/una-tradicion-no-justifica-su-existencia/